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Alguien que anda por aquí

Llueve

Llueve

Ayer un tal Roberto no me dejó escribir, un completo desconocido me impidió cumplir mi propósito de año nuevo. Me molesta porque ¡sólo llevamos tres días del mes de enero! Pero le disculpo las molestias de haber desactivado la administración del blog mientras llevaba a cabo tareas de mantenimiento porque lo que quería contar ayer lo puedo contar también hoy: ayer en Valladolid y hoy en Madrid llueve.

Llueve. Pero no es esa lluvia melancólica que mojaba los zapatos de la Maga en Rayuela, ni la lluvia de gotas persistentes que se agarraban en aquel cuento con uñas y dientes al marco de madera de las ventanas. No es la lluvia insistente de Macondo, que después de estar una semana entera lloviendo a todas horas, llegó a convertir un jueves “en una cosa física y gelatinosa que habría podido apartarse con las manos para asomarse al viernes". No es tampoco la lluvia que pone el punto y final a las películas románticas, ésa que parece que no está ni fría ni húmeda porque no molesta a los protagonistas que se paran a besarse en medio de la calle mientras llueve.

Llueve, pero no es la misma lluvia que soporté en París una hora debajo del toldo de una tienda de juguetes, de noche, frente a un puente del Sena; ni la lluvia que caía a chorros en Burkina Faso, esa cortina densa de agua que en unos minutos había inundado las calles de barro y que casi impedía ver el patio de enfrente; ni la lluvia de un octubre en Buenos Aires que me disimulaba las lágrimas; ni el calabobos de Suiza, esas gotas finísimas pero incesantes que te quitaban las ganas hasta de agarrar el paraguas.

Llueve y es una típica lluvia de invierno en una ciudad castellana, llueve como llueve en la meseta. Ayer llovía como llueve los domingos largos y aburridos; hoy llueve con ausencia de significado, enturbiando el ajetreo de la ciudad con sus paraguas abiertos en aceras estrechas y sus charcos en el asfalto, acelera el ritmo del parabrisas y no te deja ver. Llueve, y la lluvia deja en el alma un frío que no se debe sólo al clima.

2 comentarios

Elena -

Gracias David, ¡nos veremos las caras dentro de cinco años!
pero qué pena que me hables así de la nieve, yo sigo teniendo la visión romántica de los que nos alegramos cuando vemos nevar una vez al año!!
Muchas chocolatinas ocultas en las magdalenas para ti.

David Fergar -

Guau, de mayor yo quiero ser como tu :) Si no veo tu nombre en las librerias antes de 5 años te voy a correr a gorrazos.
Y sobre la lluvia...puede ser molesta...pero al menos no hay que quitarla a paladas como la nieve :)
PD: los comentarios no tienen que ser tan poeticos y ortograficos como el blog, así que basta con esta sarta de fallos y bagatelas