Blogia
Alguien que anda por aquí

La Dictadura del Arte

La sorpresa que esperaba ha llegado a mi buzón de correo en forma de tarjeta postal. Es la primera carta que recibo en mi nueva casa y viene desde Alemania, es la fotografía de un señor asomado al balcón de un edificio feísimo, mastodóntico, de adoquines grises, con una pequeña puerta cerrada y sin ventanas, sólo unos respiraderos con rejas en el desconchado piso inferior. El sello presenta una imagen mucho más positiva, un enorme ventanal transparente con vistas panorámicas de la ciudad de Bonn. Pero eso está por detrás, por delante el edificio feísimo se alza sobre un cielo azul y limpio, y en rojo, aparece una frase: "Diktatur der Kunst", la Dictadura del Arte.

La postal la firma un poeta que se pregunta si el horrible sistema de poder, de control y de pensamiento unidireccional de las dictaduras sería también una locura y una barbarie, estando el Arte abierto a infinitas miras.

Me cuesta, pero intento imaginar un mundo ordenado así. La vida en una Dictadura del Arte. La primera obligación de cada uno de sus habitantes sería ser artista. Sacar talento y demostrarlo a diario. Al principio, cada uno el suyo, esforzándose por perfeccionarlo a cada paso para la perpetuación del sistema. El dictador tendría que dominar todas las artes para que su autoridad fuera admirada por todos y fuente de inspiración. Quiero imaginar un mundo en el que por ejemplo la música se filtrara con el aire; un mundo armónico y melodioso, en equilibrio, con pintores escultores actores dramaturgos bailarines poetas diseñadores cineastas contadores de cuentos en todas las esquinas.

Pero el Arte tendría que infiltrarse en todas las facetas de la vida cotidiana y para comunicarte, tendrías que elegir entre dirigir una conversación en prosa o en verso. Los poetas obligarían a las doncellas a ser sus musas, invitándoles a hacer cosas que provocasen su inspiración, con la que emborronarían miles y miles de folios subvencionados por el Estado. Pero cómo elegir el criterio artístico de la Dictadura, si la finalidad del arte es expresar o comunicar nuestra propia visión del mundo, nuestras ideas y emociones desde un punto de vista estético. Los artistas clásicos competirían con los contemporáneos, los ortodoxos con los innovadores, los pintores figurativos con los abstractos, etcétera. Aunque no hubiera críticos de arte para explicarlo y criticarlo todo en esta dictadura de artistas, igualmente sería un mundo que chocaría interminablemente con la eterna pregunta: ¿pero esto es arte?

0 comentarios