Blogia
Alguien que anda por aquí

Todos nosotros contra 'El Rafita'

Todos nosotros contra 'El Rafita'

 

Hoy he estado toda la mañana jugando al escondite con ’El Rafita’. En principio, mi equipo partía con ventaja, porque éramos todos estos periodistas que veis en la foto (y alguno más que hacía guardia frente a otras posibles salidas de los juzgados de Alcorcón) contra él, que jugaba solo. Además teníamos de nuestra parte a los vecinos, señoras que se paraban en mitad de la calle con el perrito o el carro de la compra para ponerle verde con más o menos rabia, guardando más o menos la compostura.

 

Nosotros estábamos haciendo nuestro trabajo, pero eso le molesta porque dice que no le dejamos rehacer su vida, no le dejamos de recordar que con 14 años (hace 8) fue condenado por participar en la violación, tortura y asesinato de una joven disminuida psíquica a la que quemaron viva en un descampado de Getafe.

 

Así que él, que ya casi ha cumplido su ridícula condena por ese atroz crimen, ha acudido esta mañana a declarar por haber intentado robar la radio de un coche, uno de los seis delitos que presuntamente ha cometido en los últimos ocho meses, estando en eso que llaman libertad vigilada y que como se ve, es muy útil para tener controlados a los delincuentes.

 

Nosotros estábamos esperándole desde una hora antes para empezar el juego, y la verdad es que ha comenzado muy mal. Nos ha metido un golazo insólito al entrar tranquilamente por la puerta desde un lateral casi sin que nadie le viera hasta que ya tenía un pie dentro y los guardias de seguridad han empezado a gritarnos que dejáramos libre la puerta.

 

Luego unos cuantos hemos subido a la sala de espera del juzgado y ahí nos hemos quedado un rato en medio de un tenso silencio, nosotros de pie, rodeándole, mirándole el cogote y él sentado en una silla mirándose los pies. Pero tenía un aspecto desvalido ahí solo en el fondo de ese pasillo, casi podría decir que de niño bueno y asustado.

 

Cuando nos ha echado la Policía y nos hemos tenido que bajar a nuestro campo a jugar, uno de los de mi equipo ha calificado certeramente lo que habíamos sentido ahí arriba: teníamos el síndrome de Estocolmo, a todos ahora nos daba casi pena, le veíamos menos malo. Pero nada como pasarse dos horas en medio de la calle esperando a que baje para espantar el síndrome, recordar las reglas de juego y luchar por ganar esa partida.

 

Él ha acabado de declarar en una hora, y se ha pasado otra más intentando buscar una salida. Pero nosotros éramos muchos y estábamos haciendo guardia en todas las puertas: cada vez que alguien daba un aviso o hacía una seña todos corríamos como locos, micrófonos y cámaras al hombro para verle salir. Sólo una vez se asomó de verdad y se volvió a meter corriendo, todas las demás fueron falsas alarmas animadas por las típicas vecinas que creen saberlo todo y haberlo visto todo.

 

Al final nos ha ganado pero con trampas, porque le han ayudado a salir de los juzgados oculto en el maletero de un coche para que no le grabáramos, a pesar de que ya no hay que proteger su imagen porque no es menor de edad, incluso él mismo se ha prestado a salir en la televisión previo pago.

 

También hemos perdido el apoyo de algunos vecinos, aunque fueran los menos. Nos increpaban que nos fuéramos de ahí porque estábamos ayudándole a hacerse famoso, aunque ellos mismos también aguardaban a la puerta para verle salir como otros tantos, demostrando que el asunto sí tiene interés para el público.

 

En cualquier caso, ésta no es precisamente la fama que él querría, así que por una vez (y sin que sirva de precedente) no voy a estar en contra de los circos mediáticos, aunque sea sólo en este caso y a pesar de que no creo que los periodistas debamos ejercer el papel de castigadores de lo que ya ha sido resuelto por la Justicia, aunque todo el mundo piense que es un castigo insignificante.

 

Si hoy no me he sentido ridícula en medio de este absurdo circo que acabo de contar de un modo tan frívolo y deshumanizado es porque creo que de verdad a la gente le interesa tener bien presente la cara del Rafita para cuando vayan a cruzarse con él por la calle, ya que en el mes de junio será completamente un hombre libre; estará absolutamente liberado del repulsivo crimen que acabó con una vida humana.

1 comentario

Alguien que leyó lo que ponía por aquí... -

Después de leerte, me he dado cuenta de las diversas formas que existen de cautivar a alguien. Como bien sabes, me ocurrió el domingo en ese delicioso concierto... pero también me ha cautivado tu relato sobre ese "aparente" divertido juego del escondite. Me ha cautivado, sobre todo, porque has sabido plasmar a la perfección todo lo que la figura de "El Rafita" implica