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Alguien que anda por aquí

Ahí estaban otra vez las tres de la curva

Eran tantas las ganas que tenía de verlas que al principio pensé que mi imaginación me estaba jugando una mala pasada. Que la aparición se estaba burlando de mí, multiplicándose.

Esta mañana he vuelto a pasar a primera hora por la autopista Valladolid-Segovia y en la curva de siempre, la de Sanchonuño pasado Cuéllar, estaban mis tres mujeres acompañadas por otras dos. Mis tres mujeres delante, bien vestidas, caminando a paso ligero y otras dos detrás.

Como todos los lunes que regreso después de pasar unos días en Valladolid. No me las encuentro cuando regreso un domingo por la tarde, no están los martes, siempre los lunes entre las ocho y las nueve de la mañana y siempre en esa curva, caminando entre los campos de cereal al lado de la autopista.

 

Yo paso a 120 kilómetros por hora, así que no podría asegurar que son las mismas de otras veces, pero ya es casualidad que siempre me encuentre a mujeres en la misma curva, alejadas del pueblo y a mucha distancia del municipio siguiente, sin ningún lugar reconocido en los entornos adonde pueda imaginarme que se dirigen: que fueran cada lunes a cumplir una promesa a la virgen, que vayan a un pinar a recoger piñones para hacer tartas, o a una fábrica a comprar huevos frescos de las gallinas que suelen poner en domingo...

 

No me cuadra ninguna de esas posibilidades porque ya digo que el paraje por el que caminan en bastante inhóspito, así que sólo se me ocurre darle la razón a mi compañera de piso cuando dice que son las tres solteronas del pueblo que salen cada lunes con sus mejores galas para llamar la atención a los camioneros con la esperanza de encontrar marido. Por lo visto se ha corrido la voz y ya esta mañana se han unido al peregrinaje otras dos mozas casaderas, quién sabe si la próxima vez que me las encuentre habrá alguna menos que ya haya cazado esposo o alguna más que se una a la competición.

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