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Alguien que anda por aquí

Sorpresas te da la vida

Esta obsesión mía por guardarlo todo da al cabo de los años sus frutos. Tengo la manía de no tirar nada, de darle quizá demasiado valor simbólico a los objetos. La preocupación por no desprenderme de los recuerdos físicos y de guardar todo lo que en el momento tiene significado a veces me juega malas pasadas, cuando me encuentro al cabo del tiempo con objetos que ya son sólo cosas, a las que no consigo asociarles el recuerdo de una persona o de un momento especial.

 

Ahora entiendo a quien una vez me dijo que no quería convertirse en un recuerdo guardado en una de mis cajitas y no me dio su teléfono ni su dirección. Claro que en este mundo nadie es invisible si te empeñas en buscarlo; al cabo del tiempo me encontró y nos reconocimos y volvimos a barajar las cartas hasta que volvió a convertirse de nuevo en un recuerdo encerrado en una de mis cajitas, una de las que hoy abro con asombro mientras busco complementos para un disfraz.

No queda ni rastro del sentimiento pero está su huella, distante y fría. Tan lejana y remota que no consigue ni calentarme en la cara una sonrisa que sea el eco de aquella felicidad.

1 comentario

rege -

qué dura! pásalo bien en la fiesta de disfraces!