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Alguien que anda por aquí

Todo el que va a Lisboa regresa

Todo el que va a Lisboa regresa

Estamos aquí para huir, decía una pintada en un callejón de Lisboa, estamos aquí para llegar a la vez, juntos. Y al doblar una esquina me sorprende un fuerte olor a flores que no veo por ninguna parte, hay ropa limpia tendida y tejas rojas sobre fondo azul, un desorden de ladrillos y almenas reflejadas en los espejos y flores de plástico y guirnaldas en los balcones, un escándalo de cables surcando el cielo, olor a pesacadito y a carne a la brasa aunque para mí sea la hora del café, hay un atardecer sobre el Tajo visto desde un lugar que se hace llamar el Ponto Final y que parece un presagio aunque puede ser sólo el principio y pintadas de colores en todas las tapias, también frases reivindicativas: “No seas como ellas” al lado de un escaparate de Mango, “Cómete el dinero” a la puerta de la Western Union.

En Lisboa hay muchos edificios en ruinas milagrosa y orgullosamente en pie, casas desconchadas que no esconden sus vergüenzas y quizá por eso consiguen desprender un encanto que no es el eco del esplendor pasado. Dicen todos que es una ciudad decadente pero con orgullo, incluso presumida diría yo.

Esta ciudad la habitan señoras sonrientes que se asoman a ver la vida pasar frente a sus casas, millares de turistas que no son escandalosos, el conejo de Alicia en el País de las Maravillas que llega tarde y va corriendo por una estación de metro, un hombre con aspecto de bruja que fuma mirando por la ventana y sobre él se posa un ángel desde una esquina del barrio Alto...

Esta ciudad la habita también el fantasma de Pessoa poeta que es un fingidor, Pessoa pidiéndonos desde uno de sus poemas que no tengamos nada en las manos para que nada se caiga al abrirlas, Pessoa que no quiere rosas cuando haya rosas, Pessoa obligándonos a sentarnos al sol, Pessoa que quiere que abdiques para que comiences a ser el rey de ti mismo.

 

1 comentario

Alguien que leyó lo que ponía por aquí... -

Consigues que conozca y sienta Lisboa sin haber estado nunca allí. Un gusto leerte...