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Alguien que anda por aquí

Magia, chasco y giraluna

Hoy me encontré en la playa una piedrita blanca en medio de la arena negra. Me gusta caminar por la orilla del mar mirando al suelo y no al horizonte, sintiendo el océano a mi lado, infinito y rugiendo.

Tengo la manía de recoger piedras allá por donde voy, las colecciono a pesar de que no tengo ni idea de geología y mi amiga geóloga después siempre me dice que escojo las más feas, las que no tienen ningún valor más allá del recuerdo emotivo del momento y lugar en que las recogí.

Yo las voy guardando en una cajita de madera, donde las atesoro todas juntas aunque pasado el tiempo no soy capaz apenas de distinguirlas ni de recordar su procedencia. Pero igual me gusta vivir ese descubrimiento, encontrarme con una piedrita especial en medio del entorno y guardármela en el bolsillo como una prueba de ese instante feliz, aunque la emoción me dure lo que tardo en deshacer la maleta al volver a casa y guardarla en mi cajita.

Así que hoy recogí con ilusión mi piedrita blanca, brillante y con forma de oreja. Estaba sola en medio de la arena negra en la orilla del océano, rodeada de rocas volcánicas, de antiguos restos de lava, y pensé que era una suerte haber encontrado una piedra tan especial en la que nadie (cientos de bañistas, Tenerife hoy parecía Benidorm) había reparado. Tan rara mi piedra blanca en una playa de arena volcánica como encontrar un giraluna en un mar de girasoles. Magia, cómo no, en la tierra de los magos.

Pero cuando presento mi hallazgo a mis amigos de la zona me dicen que seguro que es un trozo de ladrillo, sin más. Que es muy habitual en Tenerife tirar escombros al mar, que en no sé qué pueblo hasta pusieron cámaras en los barrancos para que la gente se cortara de tirar incluso electrodomésticos al océano, que no hay chatarreros y que funcionan tan mal los puntos limpios y los servicios de recogida que cuando haces obras en tu casa es preferible coger un saco y deshacerte tú mismo de todo lo que te sobra.

Así que mi piedra mágica es un escombro erosionado y traído hasta mi playa por el mar, que antes fue probablemente la pared de un chalet de lujo, porque brilla mucho y tiene incrustaciones de trocitos de piedra transparentes. Pero no me importa, igual la atesoro y recordaré esta historia; pasada la desilusión inicial, yo sigo confiando y queriendo creer en mi suerte, en la de poder ver el lado mágico de las cosas, en la de encontrar un giraluna en un mar de girasoles.

3 comentarios

Tenerife -

Dí que sí, qué mala gente esa...además, qué mejor vida para un ladrillo que acabar en tu maleta, en tus sueños y en tu blog?

Siete T -

Sea una piedra preciosa, sea un trozo de una pared, sea lo que sea... el caso es que a ti te gustó y te sigue gustando. Me jode que la gente intente quitarnos la ilusión por las cosas... ¡¡¡Que nos dejen soñar e imaginar!!!

Alma -

¡Eres como yo! O yo como tú... Bonita forma de pensar en estas cosas, di que sí. ¡Muas!