Blogia
Alguien que anda por aquí

El misterio del olor que viene y va

“Hueles a colonia de maromo”, me dice mi compañera de piso desde la puerta de la cocina. Yo estoy sentada a la mesa tomándome tranquilamente un café y la frase me sobresalta. Me río primero, porque me hace gracia, y luego me pongo a pensar. No he tenido a ningún maromo hoy a menos de un metro de distancia. Mi ropa no se la ha puesto ningún chico. Por supuesto, me he duchado esta mañana, pero ni siquiera me he echado colonia o crema corporal (que en cualquier caso sería femenina, de eso estoy segura).

 

“Me ha venido una ráfaga”, insiste ella todavía desde la puerta, “¿no lo hueles tú?”. Sugestionada, me quito la chaqueta que llevo puesta y al olerla de cerca no, pero al volver a ponérmela me viene, efectivamente, una ráfaga a colonia de hombre. Me la vuelvo a quitar y ya no, no huele ni siquiera a suavizante, sólo huele a chaqueta de punto azul, o sea, que no tiene olor: la colonia de maromo sólo está en nuestra cabeza.

 

Qué cosas. Será el poder de la mente, el mismo que origina el efecto placebo, el mismo que hace que veamos platillos volantes donde sólo hay luces, el mismo que vende esa filosofía de las cosas son de quien las desea con fuerza y que hay que proyectar lo que quieres que te pase, o será que yo tengo habitualmente la mente en blanco y soy transparente, porque anoche mismo un mago adivinó el animal que precisamente yo estaba pensando.

 

1 comentario

Alguien que leyó lo que ponía por aquí... -

Perdona, bonita, pero el olor lo tendrás TU en la cabeza. Yo lo tengo en la nariz... esa nariz que capta ráfagas de olor a MAROMO!
Pero vale, te concedo el beneficio de la duda y quizá es que es el olor de nuestro nuevo hogar..."Nuestra casa huele a colonia de maromo".