Blogia
Alguien que anda por aquí

Por qué no puedo ser Arantxa

"¿Arantxa?” Dijo una voz en un susurro ahogado de lágrimas. Eran las dos y veinte de la madrugada de un día de diario y yo estaba despierta, por eso no me asusté cuando sonó el teléfono.


Pero nadie llama a un móvil a esas horas inseguro de quién va a contestar; ese tono de pregunta al decir mi supuesto nombre era extraño. Más bien desesperado: pensé que a ese tipo que llamaba a mi móvil le daba igual con quién hablar con tal de poder desahogarse, así que le dije: “sí”. Y se echó a llorar, aliviado. Dejé el libro que estaba leyendo sobre la mesilla, ahuequé la almohada, me arropé bien con las mantas, me quedé en silencio esperando indicaciones.


Él tardó un rato en poder calmarse, a mí sólo se me ocurrió interrumpirle para decir: “tranquilo” y se tranquilizó. Respiró profundamente, se aclaró la voz, creo que bebió un poco de agua, dijo “perdona”, luego “gracias”, después “sólo necesitaba saber que estabas ahí” y colgó.

1 comentario

Alf -

De veras te ha pasado eso? Madre mía... pero esto es peor que lo de la chica que lloraba en la parada del autobús y a la que nunca le preguntaste que le pasaba y te llevas arrepintiendo toda la vida de no haberle preguntado! Al menos esta vez le ayudaste.