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Alguien que anda por aquí

Menos vueltas, Caperucita

Hoy estoy muy contenta porque he comprobado que el teléfono no da calambre, a pesar de que a veces pienso que emito unas radiaciones extrañas porque en ocasiones lo miro y se queda instantáneamente la pantalla en blanco... pero eso creo que no es más que un guiño de ojos de mi novio Orange.

Llevo, sin exagerar, más de un año queriendo llamar a una persona, sin encontrar nunca el momento adecuado para marcar su número de teléfono. Todo este tiempo con estúpidos e inútiles remordimientos: en cuanto llegue a casa le llamo, mejor después de comer, de mañana no pasa, a ver si con más calma este fin de semana, etcétera.

Hoy me he dicho “basta” y he pensado una frase ingeniosa para disculpar mi prolongada ausencia, pero no ha hecho falta; al otro lado del teléfono estaba la misma persona que hace años veía a diario, del mismo humor, hablando con los mismos chascarrillos, como si el tiempo no hubiera pasado.

De hecho, todo lo que ha pasado en este tiempo (cómo te ganas la vida, por dónde andas, con quién y cómo) nos lo hemos resumido en cuatro frases formato pregunta-respuesta “¡anda, no me digas!”, pregunta-respuesta “¡pues sí, tienes toda la razón!”, pregunta-respuesta “ya te lo decía yo”, pregunta-respuesta “en lo mismo ando yo” y mira qué bien.

Menos pensar y más actuar, es la moraleja que debo extraer de esta historia. Yo siempre estaré con  Serrat:

Prefiero querer a poder, palpar a pisar, ganar a perder, besar a reñir, bailar a desfilar y disfrutar a medir. Prefiero volar a correr, hacer a pensar, amar a querer, tomar a pedir.

Antes que nada soy partidario de vivir.



1 comentario

Alf -

Es lo que tienen los buenos amigos... que da igual el tiempo que pase, que siguen estando ahí como antes. No nos dejes sin tu blog!