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Alguien que anda por aquí

Cubiertos de olvido

Yo, a priori, me creo casi todo lo que me dicen. Seré una ingenua, pero no me va mal. Por eso, cuando he leído esta mañana que limpiar “es una actividad del cerebro creativo” me he puesto manos a la obra. Y mis compañeras de piso, encantadas. También es cierto que todos nos creemos lo que nos interesa, y resulta que ésta es mi semana de limpieza, vamos, que me tocaba limpiar la casa de todos modos, pero ahora lo he hecho con ánimos renovados. Por el bien de la literatura, digo. Por echarle algo de comer al blog.

Yo generalmente me pongo música para entretenerme y alegrar la tarea, así que dejar correr libremente a mi cerebro en silencio mientras limpiaba ha sido una catástrofe. Una catarata de recuerdos, una avalancha de nostalgia.

Porque ahí estaban, cubiertos de polvo, cubiertos de olvido aunque los tenga delante, la radio antigua con la que mis abuelos escuchaban “el parte”, el Espinete de plástico que me regalaron para que me diera suerte cuando me vine a vivir a Madrid, el vaso lleno de tapones de refresco que en realidad es la casa de los sueños que no nos molestamos en tener (nuestra aportación al arte contemporáneo, ver post http://entretanto.blogia.com/2010/070201-si-lo-sabes-mirar-es-arte.php), el periódico de hace dos siglos que rescaté del “mercado de las pulgas” de París...

Hasta quitarle el polvo al mueble bar me ha dado tristeza, aunque traiga promesas de fiestas futuras... porque desde luego no se puede vivir con tanta botella a medias, habrá que inventarse una excusa para celebrar otra fiesta del “ponch”...

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