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Alguien que anda por aquí

Qué lugares tan románticos

Esa guiri que tiene una pinta de guiri que no puede con ella, el que espera con un ramo de rosas que no sabe cómo sostener entre las manos, la que se impacienta sujetando un cartel con un nombre impronunciable, el que se apoya en una columna y mira cada poco el reloj, la que no hace más que comprobar que ha aterrizado el vuelo que sí, que lleva landed 35 minutos, la que pregunta a todos los que salen si vienen de Palma aunque no se por qué si todos los que llegan de Mallorca vienen con ensaimadas (pero todos, ¿eh?), esa que cree haber visto salir a Ana Obregón y se emociona, el que hace como que no le interesa lo que salga por la puerta, el que informa a gritos que acaban de sacar las maletas...

Pero sobre todo, esa gente ansiosa que se devora con la mirada desde que atraviesan la puerta, que se toca que se besa que se abraza y le estorba la valla, el que sale buscando a alguien con la mirada aunque sabe que nadie vendrá a recogerle y pasa rápido y disimula, el que sobrelleva la rutina de un nuevo aterrizaje sujetando el móvil en la oreja y especialmente esa gente que grita al reencontrarse...

Me encantan los aeropuertos. Me gusta sobre todo hacer el paseíllo en horizontal, tropezando mi alegría de bienvenida con el ansia de la espera de los otros, ese caminar en paralelo hasta que la valla nos deja palpar nuestro reencuentro... ¿Por qué no habrá sillas para ir a echar la tarde aunque no vaya a recoger a nadie? 

1 comentario

Alfonso -

Muy buenos tus cuentos, pero estamos esperando a que pases a limpio esos apuntes que tomaste en casa de Rober y los pases por tu tamiz periodístico... jejejej.