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Alguien que anda por aquí

En la ciudad del silencio

En la ciudad del silencio

La gente decía: “Cáceres es muy bonito ¿pero a qué vas?” Pues a verlo, que es muy bonito. Que no lo conozco... Y te miraban extrañados. Pero yo estaba donde quería estar. ¿En plena ola de calor, de vacaciones y en Cáceres, pudiendo haberme ido a la playa? Pues sí.

 

Estaba como y donde quería estar, y eso es muy raro hoy en día, que siempre andamos queriendo estar en otra parte, o con el cuerpo aquí pero con la cabeza más allá, revolviendo el pasado o escudriñando el futuro.

 

Quizá es que yo tenía últimamente mucho ruido, que andaba necesitando un cambio de aires. Que mis pasos avanzaran por otros caminos, que mis ojos descubrieran otros paisajes. Pero no le quiero quitar mérito, sigo fascinada con esa ciudad en la que en cada esquina se respira el silencio, que tiene un color como de película antigua, un aire como de vuelta al pasado, un orgullo centenario.

 

Así lo describe un poeta de Cáceres, David Eloy Rodríguez, en el maravilloso poemario Para nombrar una ciudad: "Como nos deslumbran los besos desconocidos de una boca bien conocida, así nos asalta de repente una ciudad nueva, espigas del tiempo encendido, el lugar exacto en el que ser".

 

Cruzo una puerta buscando el fresco y me sorprende la escultura de un unicornio. De alguna parte sale un hombre que me explica el origen del animal mitológico y otro más adelante que se ofrece a guiarte cuando te ve perdida, hay otra persona que a lo tonto te regala un chicle de sandía, fresquito, para combatir el calor y un chico sonriente que te escucha quejarte del sol de plomo y te indica el camino a unas piscinas naturales.

 

Eso es lo que más me ha deslumbrado de esa ciudad. Que la gente es amable sin venir a cuento, gratuitamente, sin esperar nada a cambio, porque les sale así. Porque es mejor. Y siempre tenemos la posibilidad de hacer esa elección.

1 comentario

I. -

Muy bien dicho, preciosa: "Siempre tenemos la posibilidad de hacer esa elección" :-) Un beso!