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Alguien que anda por aquí

Eso es el miedo

Voy a contar esta historia porque de pequeña aprendí que antes de salir de viaje, había que pasar un espejito con ruedas por debajo del coche y comprobar que no hubiera un explosivo adosado.

 

Si cuento esta historia es porque los terroristas ya han dejado de matar, y no todos se alegran. Parecería fácil alegrarse, pero lo tristemente cierto es que aún hay quien lo lamenta. No basta con condenar la violencia, pero es que ni siquiera hemos conseguido eso. No todos se alegran. Hay quien lo que celebra es que nuestro sistema judicial no abogue por el cumplimiento íntegro de las penas. Y quien esquiva el marrón echándole la culpa a Estrasburgo de que las víctimas estén indefensas.

 

Yo ni siquiera he vivido en el País Vasco los años del terror, así que yo no he sabido nunca lo que es el miedo, yo nunca he sufrido ese abominable dolor. Sólo sabía que era mejor no decir en el colegio en qué trabajaba mi padre; sólo sabía que ver escrito en una pintada “Gora ETA” significaba “que vivan los asesinos que quieren matar a tu padre”.

 

Ya de mayor, un día, estuve de viaje en un pueblecito de Cantabria y un amigo de un amigo nos llevó a dar un paseo para conocer el lugar. Cuando pasamos al lado del cuartel de la Guardia Civil, ese chico dijo que ojalá le pusieran una bomba.

 

Lo dijo así, de repente, sin pensar, mientras recorríamos tranquilamente las calles del pueblo, y ni siquiera se hizo el silencio. Se cambió de tema de una manera natural. Lo había dicho como quien no quiere la cosa, como de pasada. Que ojalá pusieran una bomba en una casa cuartel que estaría llena de niños. De niños como mis amigos de la infancia, como mis hermanos, como la niña que yo fui. Si cuento esta historia es porque ese chico pudo decir eso en voz alta y yo no fui capaz de decir nada.

3 comentarios

Cloe Andersen -

Desgraciadamente, la reinserción no es considerada un auténtico valor y objetivo de las penas en prisión por la sociedad española. Pero es la reinserción la idea más progresista del sistema penal. Aquellos que lo conocen desde dentro y que trabajan por la justicia, siguen blandiendo este concepto en soledad, ante miradas de incomprensión. En asuntos tan graves como el terrorismo, es hasta motivo de ser insultado o de que te tachen de loco. Aparte de esto, hay que convivir con situaciones que ponen los pelos de punta como las que relata este artículo, y hacerlo sin miedo a defender en lo que creemos, más cuando no es solo una opinión, sino algo tan universal como la bondad y el respeto hacia los seres humanos. Estoy segura de que, si vuelve a sucederte algo similar, no volverías a callar, Elena.

Elena -

Gracias María,
Claro que las víctimas no están menos indefensas por la sentencia de Estrasburgo, que es totalmente correcta, aunque muchos lo quieran tergiversar y hacer ver que ese es el problema para eludir su responsabilidad, para no abrir el debate, para no mojarse en todas las cuestiones que planteas... Ahí le has dado.

maria -

No sé quiénes no se alegran de que ETA haya dejado de matar. Psicópatas, supongo. La pregunta que me surge es: ¿estarían las víctimas menos indefensas sin las sentencia de Estrasburgo? (que por otro lado lo único que dice es que no se puede aplicar la doctrina Parot CON CARÁCTER RETROACTIVO). Supongo que debemos plantearnos si creemos en la reinserción. Si queremos instaurar la cadena perpetua y, sobre todo, si el camino a la paz implica legislar desde la esperanza o desde el odio. Un abrazo Elena. No tenía ni idea de esto que cuentas. Me alegro de que al fin podamos compartir este tipo de sentimientos.