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Alguien que anda por aquí

En la ciudad de las maravillas

En la ciudad de las maravillas

Decía Benedetti que en la vida / hay una sola grieta / definitivamente profunda / y es la que media entre / la maravilla del hombre / y los desmaravilladores.

 

Podría parecer y parece que el mundo está hecho un asco al ver las noticias. Lo está. Llenito de desmaravilladores. Yo por eso a veces sigo una estricta dieta informativa, tirando alegremente piedras contra mi propio tejado. Pero a menudo los árboles no nos dejan ver el bosque, y hoy me he encontrado rodeada de maravillas, tantas que una no puede dejar de creer que todo tiene remedio, que tenemos remedio.

 

Es heroico lo que hacen en Guadalajara una vez al año, el tercer fin de semana de junio. En el Palacio del Infantado que aparece en la foto organizan un maratón de cuentos, de ilustración y música. Desde el viernes hasta el domingo, ininterrumpidamente, hay gente que se sube a un escenario a contar un cuento mientras otros dibujan las palabras que se quedan aleteando en el patio, entre columnas, y en los jardines, músico tras músico se ponen a tocar.

 

También hay un colorido mercado de artesanos, un rincón en el que te escriben al momento cuentos y poemas a tu antojo y un sanador al que le cuentas un problema y te receta un cuento al oído

 

Es mágico todo lo que sucede este fin de semana en Guadalajara, y lo mejor es que la ciudad entera se vuelca con su festival. Frente a los escenarios hay gente de todas las edades y pelajes: hay niños y macarras y abuelas y pijos y chonis y parejas y marujas y perroflautas y señores con sombrero, todos sentados disfrutando de los cuentos, que cuentan niños y macarras y abuelas y pijos y chonis y parejas y marujas y perroflautas y señores con sombrero.

 

Profesionales o no, se van subiendo uno a uno al escenario con ganas de contar un cuento, con la ilusión de compartir una historia, con más o menos fortuna, con más o menos recursos, con más o menos talento. Y se respeta todo, se aplaude a todos, sonríen todos.


Maratón de palabras que ensanchan el alma. Escucha y verás, dice un cartel. Para creer. Lee y verás...

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