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Alguien que anda por aquí

Estoy o soy feliz

Estoy o soy feliz

Qué importa que acaben de llegar unos estúpidos quinceañeros ruidosos y que esto esté lleno de moscas: estoy feliz, así que fijo mi atención en el ruido del agua y en las ramas que serpentean hasta casi tocarla queriendo bañarse y en eso que parecen unas lechugas gigantes y esas flores que no se han enterado de que no estamos en primavera y en ese árbol que se pinta de otoño él solito entre sus compañeros verdes y en las rocas en torno al lago que han permanecido impasibles durante años y en estos tréboles que no son de cuatro hojas pero como si lo fueran y en esos troncos altísimos llenos de nidos y en las nubes que caminan lentas y caprichosas por el cielo y en ese pájaro que acaba de surcarlo y en el helado que me estoy tomando y en el sol que acaba de aparecer dorándolo todo.

 

Allá, a lo lejos, está la autopista con su furioso tráfico, desbordada de gente peleando por llegar antes a su destino, pero quizá entre esos coches haya alguien que no esté impaciente, que suba el volumen de la radio para cantar a gritos una canción.

 

Me los imagino a todos ahí dentro de sus coches cantando felices, porque eso es lo mejor de la felicidad, que de alguna manera egoísta deseas compartirla. Y le restas importancia a todos los problemas, que sabes que existen pero no te tocan. No ahora, en este momento solo quieres que todo se ilumine a tu alrededor. Feliz viernes.

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