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Alguien que anda por aquí

No te drogues, enamórate

Puestos a imaginar un mundo perfecto, yo lo llenaría de personas enamoradas. Es una buena salida al terrorífico panorama actual. Porque los enamorados derrochan luz a su alrededor, que es lo que más falta nos hace en estos tiempos oscuros.

 

Resulta que el amor, las drogas y la belleza producen el mismo tipo de placer; activan las mismas zonas cerebrales. La atracción por los otros engancha; y no lo digo yo o cualquiera que vea a un enamorado pendiente del móvil. Lo dice un estudio publicado en la revista Neuroscience realizado por investigadores de varias universidades españolas.

 

La atracción estudiada no era sexual, sino puramente estética. Les dieron a los participantes diversas fotografías y concluyeron que observar a una persona “realmente guapa activa en el cerebro varias zonas, entre ellas una denominada "núcleo accumbens", un área que también está inmiscuida en el sentimiento del placer y en la adicción a la mayoría de las drogas”.

 

Observar a una persona muy atractiva es capaz de activar varias zonas del cerebro, que coinciden con las que estimula el amor pasional. Dice el estudio que se activan “en un 70 por ciento las mismas zonas que cuando ves a alguien que amas”. ¿Quiere esto decir que solo el 30 por ciento de tu amor corresponde a otros criterios que no son estéticos, o que el amado nos parece la persona más guapa del mundo aunque no lo sea?

 

Reivindico mi mundo de personas enamoradas. Solo ellos son capaces de hacer lo que pedía Van Gogh: “Encuentra bello todo lo que puedas. La mayoría no encuentra nada lo suficientemente bello”. Y así nos va. Enamorémonos. Por un mundo mejor.

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