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Alguien que anda por aquí

Los chicos no lloran, tienen que pelear

Los chicos no lloran, tienen que pelear

Esta tarde he visto a una niña llorar desconsoladamente. Era guapísima la niña, de siete años, castaña y grandes ojos verdes que brillaban desamparados. Su madre la abrazaba y la animaba a desahogarse con el llanto. Más de diez minutos ha estado llorando, y le temblaban las manos. No quería despegarse del abrazo de su madre, que le daba besos en la frente y en el pelo. No quería volver a jugar. Lloraba aunque no tenía ni un solo rasguño, lloraba porque se había caído al suelo corriendo detrás de un balón.

 

A los niños de la foto, sin embargo, nunca los vi llorar. Viven en un poblado llamado Boby que está a varios kilómetros del pueblo más cercano, Houndé, en el centro de Burkina Faso. Están sentados en las escaleras de su escuela, a la que pueden ir un año sí y otro no porque no hay espacio en las aulas para todos. A éstos les toca ir a clase este año, y también allí se ocuparán de darles de comer. Las madres se turnan para hacer la comida una vez al día para todos, con los vegetales que el Estado les ha dejado cultivar en el campo que hay alrededor.

 

Así que están contentos, pero no sonríen los niños para la foto, aunque les hace muchísima gracia, se vuelven locos cuando se la enseñas en la pantalla y quieren siempre repetir. Se ponen serios cuando les apuntas con una cámara, pero en realidad están felices. Tampoco conocen otra realidad; la que les haría llorar si se cayeran corriendo detrás de un balón.

1 comentario

mary -

bestial este post.