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Alguien que anda por aquí

Tiempo para no hacer nada

Tiempo para no hacer nada

Hoy por fin el día ha amanecido soleado y me he despertado con ganas de comerme el mundo, algo que no sé si tiene más o menos mérito teniendo en cuenta que esta noche he dormido 10 horas y que me he pasado todas las vacaciones de Semana Santa sin salir a la calle, con gripe.

Hoy por fin me he levantado con fuerzas y el tiempo estaba de mi parte porque es uno de estos días fríos pero luminosos que tanto me gustan, así que he salido a la calle a dar un paseo pequeñito entre los almendros en flor, deteniéndome a fotografiar nubes y a mirar al horizonte, sin pensar absolutamente en nada, aún sintiéndome en ese estado de ingravidez que da la fiebre.

 

Por mucho que haya estado todo el día durmiendo, leyendo y viendo películas, no siento que estos tres días me hayan servido para descansar, sino para aburrirme de estar en casa y desear estar haciendo cualquier otra cosa de las que tu cuerpo no te deja. Siempre queremos lo que no tenemos, y es raro, porque siempre que ando con una temporada de agobio y estrés estoy deseando poder quedarme tirada en casa leyendo, durmiendo, viendo películas y mirando al techo. Es mi descanso favorito, pero mucho me temo que no es acumulable y que no podré echar mano de estas reservas de descanso y horas vacías para descongestionar los días en los que no paro.

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