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Alguien que anda por aquí

Si la persona fuera un personaje

Cuando en una película aparece una calle desierta, el vacío de la calle parece un presagio. Sospechamos del silencio, tememos un asesinato, un rapto, un encuentro amoroso, alguien que se esconde o que llega, una catástrofe. Algo va a suceder.

En otra escena la protagonista se encuentra atrapada en un atasco, repentinamente se pone a mirar las espigas del campo a través de la ventana. La cámara sigue el recorrido de sus ojos, se detiene en su rostro y ella tendría una actitud melancólica o alegre o furiosa, las espigas deben de tener algún significado.

Pero yo estoy en un atasco y a mí esas espigas al borde del camino no me dicen nada, las miro mecerse al viento con la mente en blanco; la calle aparece desierta sin ningún presagio, no espero ver a nadie cruzar la esquina ni caminar por este lado de la acera ni tocar a mi puerta.

Si esto fuera una película, seguramente me habría dado la vuelta después de despedirme de ti. Para ver cómo abandonas la calle en la lejanía, para imaginar cómo te subes al coche y te sonríes... o mejor, habría una cámara encargada de seguirte, de registrar la lentitud de tus pasos, el gesto de boca, la duda en tu mirada... pero no somos personajes, aquí no hay guión ni cámaras y no es posible saber qué has hecho y pensado cuando me he dado la vuelta.

 

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