Dieciocho latas de cerveza Alhambra de medio litro, una caja de plástico transparente con 100 tornillos y un ramo de flores, margaritas blancas. Éso es lo que llevaba ayer por la tarde el tipo que iba delante de mí en la caja del supermercado. Me quedé tan maravillada que lo dije en voz alta, separando las palabras:
- Cerveza, tornillos y flores. Vaya compra.
Él se dio la vuelta despacio hacia mí y respondió sin tono de sorpresa:
- Y a ti qué te importa.
- No, si no me importa, pero me encanta.
Él entonces torció el gesto y sonrió un poco. Era muy alto y llevaba el pelo desgreñado, chaqueta de cuero vieja y pantalones vaqueros de marca. Parecía un Quijote del siglo XXI cuando sacó el ramo de flores de la bolsa de plástico y lo empuñó con la mano derecha con el mismo gesto de quien enarbola una lanza. Le deseé suerte en su batalla.
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