Cómo creer en el Destino
Me gusta creer en el destino porque te libera de tu responsabilidad. Si crees en el Destino, no tienes que preocuparte de por qué suceden las cosas como y cuando suceden, sólo tienes que aceptarlas como un hecho inamovible sobre el que no interviene tu voluntad ni tu capacidad de decisión.
Yo creo a veces en el destino cuando me encuentro señales a las que quiero dar significado, cuando me quitan una palabra de la boca, cuando miro justo en esa dirección y veo algo que me sobrecoge, cuando coincido a la misma hora y en el mismo lugar con alguien que estaba lejos y tenía que estar cerca... De repente se hace la luz.
Pero por qué estaba ella hoy allí en ese preciso momento. No era su horario de trabajo habitual, ni su puesto. Una enfermera del centro de salud El Naranjo de Fuenlabrada hoy ha cambiado su turno. Quizá porque quería salir pronto de viaje, quizá porque hoy es el cumpleaños de su hijo y quería tener la tarde libre para prepararle una fiesta, quizá sólo le quiso hacer un favor a una compañera que pidió la mañana libre.
El caso es que ella hoy trabajaba de mañana y a mediodía se le ocurrió bajar un momento a recepción, justo en el preciso instante en que entraba por la puerta un hombre de unos cuarenta años que cruzó rápidamente el vestíbulo sacando un hacha y sin mediar palabra, la atacó, a ella y a otras dos inocentes -pero quién no lo es en barbaries como ésta-, dos auxiliares que estaban en su puesto, detrás del mostrador. La emprendió a hachazos y se marchó. El resto es crónica de sucesos que abre informativos y portadas de periódicos, pero quién ha escrito en las estrellas una página tan cruel.
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