Astucia y suerte
Yo le he dado una moneda y él me ha deseado suerte. Tres veces me lo ha dicho; con gravedad, con silencios, asintiendo con la cabeza me ha deseado suerte, cuando era él el que estaba pidiendo en el Metro.
Tenía mejor pinta de lejos. Mocasines y una larga barba blanca. De cerca, sus ojos tenían demasiada agua. Parecía de mentira esa mirada, de un azul inverosímil; azul plastidecor con el que coloreábamos el cielo de pequeños, pero ese azul llevaba además un rumor de agua.
De lejos, un discurso tipo: ha hablado del paro y de desahucios. Nadie en el vagón le miraba. Se ha hecho verosímil de repente: “No llevo el bastón para dar pena”, ha dicho, “sólo es una tendinitis”. Astucia o franqueza. Yo tenía una moneda y él no, qué más da para qué la pidiera.
0 comentarios