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Alguien que anda por aquí

Es mejor hacer bien las cosas

Me gusta la gente apasionada hasta por su trabajo, la gente empeñada en hacer las cosas bien. Me gusta la frutera del supermercado más cercano a mi casa, que escoge con delicadeza cada pieza de fruta y te hace sugerencias sin conocerte de nada; me gusta el pinchadiscos de una discoteca de música ochentera que baila y canta entregado cada canción contagiando su entusiasmo; me gusta el chico que se saca un pañuelo del bolsillo para limpiar una minúscula mancha después de haber terminado de abrillantar un gran escaparate.

 

Así dan ganas de comerse las hortalizas, dan ganas de bailar, dan ganas de asomarse a ver qué venden en esa tienda.Tal vez no nos hayamos elegido pero aquí estamos juntos, así que intentemos sacar lo mejor de cada uno”, que decían en la película Sol de Otoño.

 

Sacar lo mejor de uno mismo, esforzarse siempre por hacer las cosas bien, aunque sean a priori malas. Como robar,por ejemplo. Si vas a robar al menos roba bien, con cuidado de hacer el menor daño posible. Eso debió pensar el chico que estuvo el otro día hurgando en el bolso que había dejado una amiga mía apoyado en la barra de un bar, al que pilló in fraganti seleccionando tranquilamente el botín, escogiendo cuidadosamente qué quería llevarse y qué no, qué le hacía falta y qué iba a ser inútil. Así, abrió el monedero y sacó sólo los billetes y monedas grandes, miró el móvil y lo dejó a un lado, encontró la PDA y se la quedó en la mano, justo cuando mi amiga le gritó “¡¿PERO QUÉ HACES?!”

 

Habría sido mucho más rápido llevárselo todo y tirarlo si acaso luego a una papelera, habría pasado seguramente inadvertido, pero también el daño habría sido mayor, las molestias de cancelar tarjetas y renovar carnés, la pérdida de esos objetos sentimentales que siempre tienen cabida en un bolso... Es lo malo de ser un ladrón honrado.

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