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Alguien que anda por aquí

Ese tipo que me llama "mi amor"

Ese tipo que me llama mi amor tiene el aspecto de haber pasado la infancia en un orfanato de la Europa del Este. Tiene los ojos hundidos y de un azul insípido. Tiene un rostro anguloso de facciones picudas y la piel pálida como si nunca la hubiera tocado el sol. Tiene voz de pajarito. Tiene las manos muy grandes y los dedos muy gruesos pero sus movimientos son delicados. Es extremadamente delgado pero es vivaz. Su aspecto no es amable aunque sus maneras sí. Seguramente me daría miedo si me lo encontrara de noche en un callejón oscuro, pero me gusta encontrármelo cada día a la hora de comer.

 

Trabaja de camarero en un hotel y pone muchísima pasión en todo lo que hace. Se mueve el doble que los demás. Es rápido, eficiente, impecable, atento y siempre dispuesto. Cuando le pides algo te mira profundamente a los ojos, y el otro día al dejar una botella de agua sobre mi mesa me dijo: “aquí tienes, mi amor”.

 

Lo dijo en un susurro y enseguida se dio la vuelta, no hace nunca ningún gesto más. Pero desde aquél día, va cambiando los adjetivos, y me pregunta si no quiero comer más del segundo plato, mi vida, o me ofrece ¿café con leche, corazón?.

 

Yo ya he dejado aquí una vez escrito que me incomoda la gente que a cualquiera le llama “cariño” porque a mí me gusta utilizar esos términos sólo cuando me explotan por dentro, pero esta vez la molestia fue sólo sorpresa; no daba crédito a que alguien llamara mi amor tan a ligera a un desconocido.


Claro que yo no soy su amor, pero tampoco él lo dice con esa intención. Sólo deja caer esas palabras de su boca como si le rebosaran y tuviera que descargarse de ese modo de ternura, como si lo empujara la fuerza de la costumbre, la necesidad o el deseo de utilizar a diario palabras de amor.

2 comentarios

Nudo -

Maravilloso texto e increíble párrafo final. Me encanta tu especial sensibilidad. Miles de abrazos...

Nudo -

Creo que todavía no sabes lo bello que es este final que has escrito:

"Sólo deja caer esas palabras de su boca como si le rebosaran y tuviera que descargarse de ese modo de ternura, como si lo empujara la fuerza de la costumbre o el deseo de utilizar a diario palabras de amor".

Gracias por hacernos felices cada día con tus textos.