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Alguien que anda por aquí

¿Tengo duendes o no?

¿Tengo duendes o no?

¿Quién puede dudar ahora de que exista la magia? Juro que apenas diez horas separan estas dos fotos, que me he encontrado a mi planta así al llegar a casa.

 

Esta mañana me pareció una insolente, porque se hace llamar “Alegría” (eso dijeron en el vivero) y en un día conmigo se quedó mustia, como aparece a la izquierda.

 

Pensé que la habría aplastado la lluvia y le cambié la posición al macetero para que no le cayera el agua del balcón de arriba, le pedí también ayuda a un duende y me la he encontrado así como está a la derecha al llegar esta noche a casa.

 

Por lo visto, hay que regarlas. Que no es suficiente con el agua de lluvia, hay que regarlas. Que las plantas hablan a gritos con los gestos de sus hojas y hay que regarlas. Que no es verdad que haya que tener una mano especial para que se mantengan lustrosas, decirles cosas bonitas ni cantarles canciones... es que, según me ha dicho el duende, hay que regarlas. Y funciona la magia.

 

Estoy feliz de haber encontrado la fórmula después de que en mis manos se hayan muerto tantas pobres plantas... y aliviada, que eso debe acumular mal karma. Hasta cactus he llegado a matar. Pero al final el truco es sólo eso, mirar cuándo la tierra está seca, y regarlas. Como todo lo que quieres que se mantenga vivo: estar atento y alimentarlo. También la llama. De la pasión, el amor, la amistad o el deseo. Las relaciones hay que cuidarlas.

1 comentario

anonima -

estas loca los duendes NO EXISTEN