Bandas sonoras
Menos mal que está Pedro Guerra para acompañarme en este día gris en el que me he quedado castigada en casa para arreglar mis asuntos pendientes con Hacienda.
Con la música suelo funcionar a modo de bucle, cuando cojo un disco no lo suelto hasta que me harta y dejan de emocionarme sus canciones, y sospecho que Pedro Guerra tardará en cansarme. No sólo estoy deslumbrada por la poesía de sus letras, sino porque no puedo evitar sorprenderme a cada frase y admirar cómo utiliza la voz, cómo susurra, cómo enfatiza para dar más brillo a una frase en concreto, cómo puede quebrar la voz hasta conseguir que te duela escuchar esa palabra.
Cada etapa significativa de mi vida ha tenido una banda sonora que he escuchado insistentemente, a veces incluso a modo de terapia. Como cuando me prohibí escuchar música lenta que invitara a la reflexión (yo, que soy de cantautores) y conseguí rallar el disco de los Delincuentes. O como cuando descubrí, en el momento más oportuno, a Mamá Ladilla, y su canción sobre las "bombas nucleares que están cogiendo polvo" y la que aboga por que "se mueran todos los que no son yo" se convirtieron en una suerte de amuleto para los días terribles, un escudo contra los desmaravilladores que me provocaba inevitablemente la risa que descargaba tensiones.
3 comentarios
David Fergar -
La banda sonora de mi vida está compuesta mayoritariamente por Joaquin Sabina, para lo bueno y para lo malo. Tu sabes
Javier V. -
alguien que leyó lo que ponía por aquí -