Un asteroide rozará la Tierra
Publica hoy la prensa que esta madrugada un asteroide de 22 metros pasará “muy cerca de la Tierra”, llegan a decir que “va a rozar la Tierra” y no me gustan esos titulares que pretenden meternos miedo: que si el anterior asteroide que pasaba por aquí era de sólo 7 metros y éste es “una roca de un tamaño de 22 metros”, que si sus dimensiones “son más que suficientes para arrasar una ciudad entera en caso de impacto”...
Pero a mí nada de eso me preocupa, y no sólo porque me parece inimaginable el peligro cuando pasará a una distancia de 350.000 kilómetros de nuestro planeta, sino sobre todo, porque cada vez que oigo la palabra “asteroide” pienso en el planeta del Principito, el asteroide B 612 en el que había tres volcanes, semillas de baobab y una rosa enamorada.
Oigo la palabra “asteroide” y pienso: “ojalá que sea el de él”, ojalá viniera a quedarse con nosotros; muchos días nos hace falta un Principito que nos recuerde la importancia de la risa y de los atardeceres, de las cosas que son únicas en el mundo, la necesidad de mirar con el corazón, de domesticar y de dejarnos domesticar por las personas a las que queremos para tener a nuestro nombre estrellas en el cielo de las que saben reír.
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