El juego de la seducción
Debería estar regulado por ley, para que sepamos de una vez a qué atenernos. Y al que se salte las reglas, sanción. Es duro, sí, pero acabaríamos con las dudas y los equívocos y las interminables conversaciones en espiral sobre cómo debemos actuar cuando nos gusta una persona. Así sabríamos si es necesario esperar tres días, como dicen algunos, para mandar un simple mensaje al móvil, sabríamos si es verdad que hay que hacerse los interesantes y parecer siempre ocupadísimo, resistirse para que la otra persona no piense que estás desesperado, si es verdad que les gusta que se lo pongamos difícil, que a ellos les gusta tener la sartén por el mango...
No sé, yo no entiendo nada, todo debería ser más fácil, más claro, menos complicado. Ya es bastante difícil encontrar entre la multitud a una persona que merezca la pena y ser correspondida como para andarse con jueguitos. Pero no es así de simple, lo hemos hecho complicado y tienes que entrar en el juego y hacerte la interesante pero no demasiado, que tampoco crea que estás desinteresada... claro que a veces aunque consigas mantener el equilibrio, nada te asegura que de repente pierda todo el interés por ti, quién sabe por qué.
Por eso digo que nos harían falta unas normas por escrito, un código de circulación, quizá incluso pasar por la autoescuela... sí, una autoescuela obligatoria para todos menos para los curas, los frailes y las monjas. También para los que tengan pareja, para que aprendan a mantener viva la llama o para prepararse para el futuro, que como dice una amiga mía... “ya cortarán”.
Así que sí, somos muchas (la idea ni siquiera es mía, yo sólo la lanzo a navegantes) las que creemos que éste es el negocio del futuro, ponerse a dar clases para enseñar los códigos que rigen las relaciones, que al fin y al cabo no son tan distintos de los códigos de circulación, ni de las reglas básicas de la mecánica. Por eso digo que sería como una autoescuela.
Es necesario aprender dónde poner el freno, qué hacer cuando quieres aparcar pero no te dejan sitio, cómo reaccionar cuando falla el embrague, a qué velocidad hay que ir en cada tipo de vía (si estamos circulando por tramo urbano o en autopista, con adversidades atmosféricas, de noche), reconocer cuándo hay que parar o disminuir la velocidad según las señales... aunque reconozco que un carné teórico no te da garantías para solventar los problemas de circulación, por los ritmos y velocidades que alcanza cada coche y sus circunstancias... y sobre todo, creo que no hay nada que hacer cuando te encuentras con el triste “cuando tú vas, yo vengo”.
6 comentarios
Elena -
yo más bien me veo como el perro de Paulov en un constante ensayo-error-ensayo-error... el problema es que corremos el riesgo de asociar ciertos estímulos a la respuesta equivocada, y que paguen justos por pecadores...
JJ -
Que interesante..., eres capaz de plantear los los experimentos y de recoger los resultados (que ya es mucho).
Sólo necesitas aplicar la lógica y fiarte de tu amigo Ockham... las respuestas aparecerán solas... Suerte!
j.m -
Susana -
Simplemente muy Grande, me ha encantado.
Laura -
Alguien que leyó lo que ponía por aquí.... -