Pequeña fábula de andar por casa que sólo entendemos tú y yo
Había una vez un hurón que vivía tranquilamente en su madriguera. Era un bicho solitario y huraño el hurón, con un poco de mala leche, sobre todo recién levantado, porque no le gustaba encontrarse a ningún ser vivo a su alrededor que entorpeciera su camino.
Le gustaba hacer las cosas a su manera, comía cualquier cosa que se encontraba en su camino despreocupadamente y se había acostumbrado a rebozarse por las mañanas en un charquito cercano de barro.
Hasta que un día se mudaron a vivir al tronco de al lado dos simpáticos topillos que le trastocaron los planes y sus modos de vivir. Los nuevos vecinos estaban empeñados en crear una convivencia agradable en esa parcela del bosque.
Así, un día que el hurón fue a rebozarse en su habitual charca, se encontró agua limpia; cuando iba a la caza de alimento se encontró con la mesa puesta, y al ir a encerrarse en su madriguera vio que se la habían decorado con hojas y ramitas.
Al hurón le trastornaba la actitud de los dos topillos, porque no estaba acostumbrado a que le llenaran el camino de flores en lugar de ponerle piedritas. Eran tantas las atenciones de los dos topillos que al final el hurón ha tenido que acostumbrarse hasta a despertarse de buen humor y a decir buenos días al levantarse, porque está visto que con esos topillos "no hay manera..."
8 comentarios
Alf -
Laura -
Elena -
- J - -
Alguien que leyó lo que ponía por aquí... -
- J - -
Alguien que leyó lo que ponía por aquí... -
Yo creo que sólo el MEJOR hurón del mundo mundial se merece caritas sonrientes de galleta y chocolate al despertar.
GRACIAS POR SER COMO ERES!
Laura -