La fórmula que todo lo cura
Hay una edad a la que crees que los besos curan de verdad. Te hacen daño o sufres una caída, te coges un berrinche y entonces llega tu madre, cura sana cura sana, te da un beso y ya está.
Te calmas, dejas de llorar, porque tienes una fe ciega en el amor de tu madre y porque en realidad lo único que necesitas, en el fondo, es ese cariño que te hace sentirte a salvo: los besos protegen de verdad.
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David Fergar -